Recuerdo haber cogido el vuelo de Lufthansa donde conocí a una chica que se dirigía a Stuttgart con la que estuve charlando durante el vuelo, a la que tomé como conejillo de indias para practicar mi alemán,estaba en el avión y ya hablaba el idioma que iba a estudiar por allí, un buen comienzo sin duda.
Tras dos horas de vuelo llegue al aeropuerto de Frankfurt donde me sentí pequeño como Gulliver en el país de los gigantes,pregunté a un empleado donde tenía que coger mi vuelo de enlace, me lo indicó así que seguí andando hasta llegar a una sala donde tienes que esperar a que salga el autobús que te cambia de terminal, encontrándome con un pasajero que había conocido en el vuelo, charlamos un rato haciendo tiempo, me dijo que le venían a buscar sus hermanos al aeropuerto, nos despedimos y leí los titulares de los periódicos germanos de ese día que te los regalan en el aeropuerto.
Pasados unos minutos subí al autobús esperándo mi turno porque el personal de Lufthansa hizo subir primero a las personas mayores y a las madres y padres que llevaban a sus hijos, así su asiento quedaba garantizado, a los jóvenes forzudos si queda sitio bien, si no, mala suerte.
Abordé el segundo avión donde intercambié un par de breves comentarios con una chica húngara, no era tan locuaz como la alemana del primer avión.Cuando vi a las azafatas de esos vuelos domésticos me dije: "Mira, aquí puedo trabajar yo", era un avión pequeño,acogedor,casi como un autobús con alas y de repente mientras veía las nubes desde la ventanilla me di cuenta de que estaba surcando los cielos del país donde había soñado tantas veces con ir, de que era una realidad,lo cual demuestra que cuando persigues tus sueños con ímpetu acaban por materializarse,estaba en Germania.
Llegué en poco más de una hora al aeropuerto de Münster donde me esperaba mi "Gastmutter" o "madre anfitriona", había venido con su hija y con el perro (en Alemania los perros pueden entrar a muchos sitios a diferencia de en España) y allí nos saludamos,ambas comentaron que era el extranjero de los que habían recibido que mejor hablaba el alemán ya que por lo general (como sucede con el inglés) una cosa es estudiar alemán y otra es hablarlo. Y me metí en su casa donde cené,charlé con ellas y luego me fui a la cama, o más exactamente al sofá-cama que extendí durmiéndome pronto ya que al día siguiente era día de escuela.
Al día siguiente me levanté temprano, desayuné y me preparé para salir a esa nueva escuela desconocida,cogí el autobús, me bajé junto a la estación y di vueltas como una peonza hasta encontrarla hasta que tras algunas preguntas me di cuenta de que estaba en la segunda,tercera y cuarta planta de un edificio que domina la "Servatiplatz" Allí me encontré un español que estaba realizando como yo la prueba de nivel para saber en que clase meterle, así que nos metimos en harina supervisados por el director
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El edificio de la "Servatiplatz" donde se encuentra la escuela |
Pasé tras haberla hecho a una clase en la que conocí a unos brasileños aunque no llegué a cuajar en ella por que el nivel era demasiado fuerte para mi con lo cual me trasladaron y el nuevo nivel ya me costó menos.
Conocí a gente de todo el mundo y al conocerles, pasar rato con ellos, salir a tomar algo, ir juntos de excursión notas que tu mente se ensancha, que eres diferente, más abierto.
La escuela KAPITO en Münster |
En mi primer sábado allí hicimos una excursión a Holanda, todos juntos en el tren nos compramos un ticket llamado "Schönes Wochenende" (Bonito fin de semana) que nos dejaba el viaje al país de los tulipanes en tan sólo ocho euros por barba que está genial, fuimos y pasamos el día por allí paseando por esta pequeña ciudad de frontera que vive del comercio. Entramos en un pub de unos rockeros que tocaban en directo y allí estaban las esposas y los niños de los artistas, todo muy familiar, algo que me pareció muy curioso, la juerga rockera mezclada con la familia. Holanda me gustó y me gustaría volver, es un país interesante, me gustaría aprender su idioma.
En Entschede (Holanda) con Diego, un compañero |