Era espléndido llegar cada mañana a la Plaza Mayor y aguardar paraguas en mano a los clientes,ver formarse los grupos y venciendo los nervios salir con ellos a explicar el recorrido que llamábamos "Madrid Básico" con las partes más esenciales de la Villa y Corte. Uno de los puntos estrella era sin duda el decimonónico restaurante "Casa Botín"
lugar en el que los visitantes quedaban asombrados al saber que es el restaurante más antigüo del mundo y aunque algunos sonreían incrédulos lo cierto es que abrió allá por el lejano comienzo del siglo XVIII y hasta el mismísimo pintor Goya trabajó en él.
Hay mucho que contar de este recorrido,pero el post se haría demasiado largo, una ruta en la que yo hacía a los visitantes viajar en el tiempo cruzando la puerta de un convento, esa puerta es como las del Ministerio del Tiempo, cuando la cruzas de repente estás en el siglo XVII, tienes la sensación de que vas a cruzarte con alguna monja del Siglo de Oro.
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Recuerdo este empleo con mucho cariño, recuerdo grupos que me aplaudieron al terminar, que me hicieron sentir lleno de satisfacción.
Sin duda tengo que repetir esta experiencia, una vibrante experiencia, la del mejor trabajo del mundo.